martes, 11 de mayo de 2010

LOS SABERES DE MIS ESTUDIANTES



A través de la encuesta que realicé a mis alumnos del cuarto semestre grupo “A” pude darme cuenta del uso que le dan a internet. Y es increíble ver de qué manera se ha apoderado de la mente de nuestros jóvenes; muchos de ellos se desvelan chateando o viendo todo tipo de información. Otros son muy creativos y realizan tantas cosas que tal vez algunos docentes no las hacemos. Los alumnos que son más dedicados y estudiosos, se documentan para aportar participaciones en el desarrollo de la clase. Algunos alumnos utilizan internet para comprar, para bajar antivirus, actualizar el equipo. Muchos chicos buscan juegos de todo tipo para pasar el tiempo. En fin la gran mayoría de nuestros alumnos interactúan con la tecnología, pero viene la intervención de nosotros como docentes, para saber orientarlos y enseñarles a utilizar provechosamente las TIC’S, sobre todo en éstos tiempos en los que desafortunadamente también pueden exponerse al peligro por el mal uso del facebook o e metroflog y publicar información que puede llevar a conocer personas deshonestas, traficantes, enfermos o gente con falta de valores. Trabajemos con nuestros jóvenes fomentando la creatividad y la adecuada selección de las páginas e información que son consultadas.

1. Lo que nuestros estudiantes saben hacer en internet
A través de las encuestas que realicé a mis alumnos del 4to. Semestre Grupo “A”, constaté que los jóvenes en su gran mayoría solo utilizan la internet para chatear, buscar música y videos, subir fotos, leer noticias de sus artistas y deportistas favoritos, utilizar el facebook, checar correos electrónicos y en algunas ocasiones investigar y copiar la información que necesitan para cumplir con las tareas que les asignan sus docentes, para ello acuden a Hotmail, Google y Wikipedia. Saben comunicarse perfectamente en éste medio, utilizar facebook o el metroflog. Algunos consideran internet como la panacea de todos los males. Es decir, quieren música, videos, moda, noticias, deportes, películas, artículos juveniles, rostros, tareas, n fin cúmulo de información que en su mayoría consideran fidedigna al 100%.

2. ¿Qué podemos hacer para aprovechar esos saberes en el aula?
Podemos aprovechar la creatividad que tienen para que la apliquen en los trabajos, proyectos o actividades que tengan realizar ya sea de manera individual o en equipos. Por ejemplo, en la materia de Taller de Lectura y Redacción –que es una de las que ya imparto- elaborar trípticos con información consultada en internet y utilizando en el diseño las aplicaciones informáticas necesarias para apoyar en el proyecto de mejora continua del plantel que se ha denominado “El cuidado del medio ambiente”. Grabar videos y realizar diapositivas con dibujos animados propiciando e invitando al cuidado del medio ambiente. Hacer foros y debates sobre sus experiencia sobre el uso de internet, para que después puedan formar equipos y aprovechar los saberes para formar equipos multidisciplinarios para realizar las actividades antes mencionadas.

3.- ¿Quién va a enseñar a quien y quien le enseñará?
Los alumnos nos enseñarán a los maestros (Informática y Taller de Lectura, específicamente) a ser creativos y a aprovechar esa cualidad para crear y producir trabajos innovadores, en éste caso videos y diapositivas. Y los docentes les enseñaremos a seleccionar la información adecuada, a leer y a seleccionar y sintetizar lo más importante de cada consulta.

4.- Dónde lo harán?
Trabajarán en la sala de cómputo y los que tengan oportunidad en sus casas. Y en la biblioteca y sala audiovisual para realizar foros y debates.


Norma Edith Gutiérrez Sánchez

lunes, 10 de mayo de 2010

MI CONFRONTACIÒN CON LA DOCENCIA

En los inicios de mis inicios estudios superiores, elegí la carrera de Licenciatura en Comunicación porque tenía la ilusión de trabajar en los medios de comunicación y mi deseo acrecentó más cuando tuve la oportunidad de dar mi servicio social en un canal de televisión local de la ciudad de Villahermosa Tabasco, porque en esa ciudad estaba estudiando la universidad; pero al terminar mi carrera viví situaciones familiares que hicieron cambiar el giro de mi vida y obtuve mi primer trabajo como Directora de Comunicación Social en el Ayuntamiento de Pichucalco, Chiapas, el municipio de donde soy originaria. Al poco tiempo una amiga me pidió que la acompañara a pedir trabajo a un plantel de nueva creación del Colegio de Bachilleres que se ubicaba en el municipio de Ixtacomitán a 15 minutos de Pichucalco. El día de la entrevista el director le dijo a mi amiga que ella no cubría el perfil pero que si quería las horas de Taller de Lectura y Redacción podían ser mías. Yo me puse nerviosa porque no estaba en mis planes ser docente, pues no me gustaba dar clases pero mi amiga me alentó tanto que acepté. A los quince días empezó mi aventura en la docencia y eran unos días fatales, llenos de nervios, dudas, falta de experiencia, falta de dominio del grupo, en fin tenía alumnos más grandes que yo porque para iniciar con el primer grupo aceptaron a alumnos de todas las edades y eso me intimidaba más.
Al paso de los años, los cursos de actualización, los talleres, las conferencias y los consejos de mis compañeros me fueron dando la experiencia que necesitaba y dejé atrás el sufrimiento de ir a trabajar con alumnos y empecé a disfrutar y amar mi trabajo. Ahora que recuerdo todo, me siento satisfecha hasta éste momento de haber vivido todo éste proceso porque he podido empezar desde cero y a través de lágrimas, dudas, errores, aciertos, triunfos y grandes satisfacciones poder disfrutar de la hermosa labor que me ha tocado desempeñar en la vida.
Desde que iniciamos ésta especialización, muchas veces he reflexionado en la forma en que estoy desempeñando mi labor, sobre todo he hecho hincapié en la postura que a veces he tomado cuando estoy saturada de trabajos y exámenes y se acercan algunos de mis alumnos a cuestionarme sobre algo y yo les contesto apresuradamente o les digo que en su momento esos temas fueron explicados en clase; pero a partir de las actividades que se nos asignaron en el módulo 1, empecé a tratar de ser más paciente y estar en la mejor disponibilidad de apoyarlos cuando sea necesario.

También he comprendido que los grupos son heterogéneos y existen diversos comportamientos y tenemos que buscar las estrategias y las dinámicas para que el grupo esté controlado, asignarles actividades a los alumnos que son más inquietos para que sientan que tienen un cargo en el grupo y usar nuestro ingenio para evitar conflictos.

He aprendido a disfrutar mi trabajo, a crecer con las aportaciones de mis alumnos y compañeros docentes, he aprendido mucho de todas las oportunidades que Colegio de Bachilleres me ofrece, a participar en trabajos de academias, en tutorías, en talleres de habilidades lingüísticas y en fin en muchas actividades que han hecho que valore mi trabajo y a la institución que me ha permitido ser lo que soy hasta ahora.

MI AVENTURA DE SER DOCENTE

Tal como leímos en el texto titulado “La aventura de ser docente” de José M. Steve, en el camino deben sortearse distintas dificultades tales como elaborar la propia identidad profesional, dominar las técnicas básicas para ser un buen interlocutor, resolver el problema de la disciplina y adaptar los contenidos al nivel de conocimiento del alumnado.
Y ciertamente tenemos que enfrentarnos a días de gloria, de satisfacción y de armonía en nuestra labor docente…. Aunque para ello hemos tenido que enfrentarnos a situaciones difíciles en las que dan ganas de dejar todo, darse la vuelta y relajarse; pero nuevamente regresa la motivación y el deseo de seguir enseñando, creo que en lo personal lo que me estresa es el trámite de documentos y reportes que en lo particular considero que raras veces son leídos en nuestras coordinaciones.
Nadie nos enseña a ser profesores y tenemos que aprenderlo nosotros mismos por ensayo y error. Recuerdo los inicios de mi práctica docente, los nervios me dominaban y vivía de las apariencias, fingía no tener miedo y dominar los contenidos; trataba de demostrar experiencia a mis alumnos, cuando mi realidad era otra ya que los nervios me ganaban y sentía mucha angustia. Pero con el paso de los años me he sentido libre, segura para expresar cuando desconozco algo y dispuesta a aprender también de mis alumnos. Y como dice el autor de la lectura realizada: “la libertad de decir lo que pienso, de ensayar nuevas técnicas para explicar un tema, de cambiar formas y modificar contenidos”.
El objetivo real en la docencia es ser maestro de humanidad, es decir lo único que importa es ayudar a comprender a los alumnos y que entiendan el mundo que les rodea. Recuerdo que al principio mis alumnos sólo eran números de lista y a duras penas los identificaba por el nombre. Al pasar el tiempo, dejé esa frialdad y he sentido cariño por muchos de ellos, comprensión cuando se acercan a contarme algún problema, deseo de conocer cuáles son las causas que propician el comportamiento rebelde y esto he podido lograrlo gracias al Programa de Tutorías.
La tarea principal como docentes, es la de crear inquietud en el alumno para descubrir el valor de lo que vamos a aprender, recrear el estado de curiosidad en el que se elaboraron las respuestas. Cada día, antes de explicar un tema necesitamos preguntarnos qué sentido tiene el que nos paremos ante un grupo de alumnos para hablar de esos contenidos, qué les vamos a aportar, qué esperamos conseguir. Y luego, cómo enganchar lo que ellos saben, lo que han vivido, lo que les puede preocupar, con los nuevos contenidos que vamos a proporcionar.
Esto implica que también nosotros como docentes, tenemos que investigar, sentir la curiosidad por conocer más sobre nuestros contenidos y no quedarnos solo con lo que nos marca el programa, debemos construir nuestros conocimientos y obligarnos a pensar para transmitir éste deseo de saber a nuestros estudiantes. Y sobre todo debemos amar nuestro trabajo para verlo como una diversión y un deleite y no como una carga o una situaciòn estresante.
Cuando inicié mi trabajo docente frente a grupo: era un sufrimiento total, odiaba que llegara mi hora de clase, sesenta minutos eran una eternidad, deseaba los fines de emana, no sabía como explicar los temas y mantener atento al grupo. Hoy todo es diferente para mí, he encontrado el sabor y el gusto por las clases que imparto, sesenta minutos se me hacen poco y disfruto escuchando a mis alumnos contar historias en literatura y más aún cuando caracterizan físicamente a los personajes.
No puedo negar que muchas veces he caído en el estrés y en la desesperación del llenado de formatos y documentos para la coordinación, pero cuando veo la presentación de los trabajos de los alumnos y los resultados en los exámenes de conocimientos, me llega un alivio y me reconforta el saber que valieron la pena los desvelos y las carreras de todos los días.
Este es el objetivo: ser maestros de humanidad... a través de las materias que enseñamos, o quizás, a pesar de las materias que enseñamos; recuperar y transmitir el sentido de la sabiduría; rescatar para nuestros alumnos, de entre la maraña de la ciencia y la cultura, el sentido de lo fundamental permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea.
Aunque también como docentes tenemos que descubrir que debemos atender otras tareas distintas a las de enseñar: tenemos que definir funciones, delimitar responsabilidades, discutir y negociar los sistemas de trabajo y de evaluación hasta conseguir que el grupo trabaje como tal. Y esto requiere una atención especial a la que también hay que dedicar un cierto tiempo.
Y termino con lo que dice textualmente José M. Steve: “Nuestra sociedad sólo valora el poder y el dinero; pero a mí me queda el desafío del saber y la pasión por comunicarlo. Me siento heredero de treinta siglos de cultura, y responsable de que mis alumnos asimilen nuestros mejores logros y extraigan consecuencias de nuestros peores fracasos. Y, junto a mí, veo a un nutrido grupo de colegas, en las zonas rurales más apartadas y en los barrios más conflictivos, orgullosos de ser profesores, trabajando día a día por mantener en nuestra sociedad los valores de la cultura y el progreso... entre ellos hay valiosos maestros de humanidad: hombres y mujeres empeñados en enseñar a sus alumnos a enfrentarse consigo mismos desde el preescolar hasta la Universidad”.

Elaboró: Norma Edith Gutiérrez Sánchez